A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

domingo, febrero 27

y tú ¿por quien lloras?

Sabía perfectamente que no volvería. Le había echo demasiado daño como para volver. Sí, le hice daño y a día de hoy se lo sigo haciendo con unas pocas palabras. Pero lo que el no entiende, ni sabe, es el daño que me hace a mi diariamente con tan solo notar su ausencia. No sabía lo mucho que me escocia en la boca decir su nombre. No sabía que le echaba de menos de una manera exagerada y que haría lo imposible por tenerle a mi lado. Sabía que no volvería, era de aquellas personas irretenibles, de las que puedes abrazar con todas tus fuerzas, para que se quede un ratito mas, que no será la suficiente fuerza para que se quede en tu vida. De esas que se van, con un leve movimiento, dejándote sola, destrozada por completo, hundida ahí, en el fondo. Lo sabía perfectamente, pero algo en mi cabeza me decía que; quizá algún día yo tendría un golpe de suerte y ese golpe de suerte sea él, diciéndome que si vamos a dar un paseo, devolviendome todo lo que por tonta, o mejor dicho por miedo, perdí.

No hay comentarios: