Era sábado. Como todos los sábados me preparé para otra de tantas noches de fumar y beber y pasárselo en grande. Me puse los tacones mas altos y me pinte los labios mas rojos, que otros días. Fue uno de esos día que algo me decía que iba a ser difícil de olvidar.
Estaba yo con mi copa de vodka y mi cigarro de lucky cuando apareció él por la puerta. No sé que paso. No sé si fue el olor a hachís, el contacto con tu piel, el murmullo del sábado noche, los bajos de aquellos altavoces que retumbaban tanto, no sé. Nos miramos a los ojos, nos acercamos lento... y lo dejamos todo surgir, sin miedo a lo que pudiésemos encontrarnos el domingo, en aquel portal, tumbados.
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