A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

viernes, marzo 18

motherfucker



Llevas el día más jodido del mundo. No aguantas a nada ni a nadie, ¿tus miradas? parecen que fulminan. Ni una sonrisa. Ni una buena cara. Todo mal, cada vez peor. La gente pasa desapercibida, no existen para ti.Pasan los minutos y no ves mas halla de mandarlo todo a tomar por el culo. Te haces arisca, dura, fuerte, resistente a comentarios de todo tipo. Lo único que haces es fumar cigarro tras cigarro, intentando consumir así todo ese sin sentido que tienes por dentro, en ese mismo instante. Fumas. Todo te resbala. Solo vives por y para ti. Y si se jode el mundo pues que se joda, que a mi hoy me da hasta por culo respirar. Nada. Pura mala hostia. Y de repente, sucede. Algo cambia en tú día. Tu cara se relaja, quita ese ceño fruncido y hasta se puede divisar una pequeña sonrisa. Le has visto. Allí a lo lejos, con sus andares, con su forma tan graciosa de caminar, observando todo aquello que pasa por su lado. Era él, le reconocería hasta con los ojos cerrados, piensas. Te encanta todo él. Se acerca poco a poco... tu sonrisa se va haciendo grande y todo lo demás lo das por olvidado. Pierdes el control de la situación. Y por mucho que quieras pasar del tema y seguir con tu mala hostia habitual, no, te jodes y sientes las jodidas mariposas en el puto estomago. Te cagas en la puta madre de aquel gilipollas que invento todo eso del amor, pero como que te da igual, sigues mirándole, ahí atontada, haciéndote pequeña con cada paso que da. Se acerca con sus aires de chulo, de kie, te mira, sonríe, una sonrisa preciosa, perfecta, digna de besar. Vuestras sonrisas entrechocan, se tienen ganas, tienen ganas de quererse, de rozarse... Y te coje de la mano, tienes tu control bajo cero, pero te da igual, por que es él, ese que tanto te gusta, por el que harías la mayor de las locuras. Te agarra y echa a andar, con paso ligero, a un lugar apartado del resto de la muchedumbre, te arrincona contra aquella pared al lado de aquel edificio. Te mira a los ojos, perfectos, marrones con esa veta que se hace mas grande con el sol. Te encanta. Olor a tabaco. Su olor. Puedes sentirlo. Te entra un mono increíble de su cuerpo. Lentamente, muy lentamente te besa, dientes con dientes rozándose cada milésima de segundo, creando así un momento inolvidable, en un día que dabas jodido por completo. Te das por perdida, te dejas llevar. El deseo le gana la partida al miedo. Y solo pides que le den por culo al mundo, que en ese mismo instante estas sobrepasando los limites de la felicidad.

No hay comentarios: