A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

jueves, marzo 3

una voz que reconocería hasta muerta

Conozco su cara, su pelo, sus ojos, sus gestos, su manera de andar y sus gritos de loco. Conozco su olor y aunque me tapen los ojos, al escuchar su voz, jamás me equivoco.

No hay comentarios: