-¿Sabes lo que es lo más triste del mundo? ¿Quieres que te lo diga?-grito, que estaba completamente enfadada.
-No va a servir de nada
-¡Me da igual! ¡Ya sé que vas a seguir siendo un cabron te diga lo que te diga! Pero yo quiero desahogarme, decírtelo, porque si no reviento
-Entonces, dispara-dije con resignación. Si ella quería, adelante, yo sabía perfectamente, que no me iba a doler, porque lo había oído muchas veces, seguramente.
-Lo más triste de todo, es que no sepas ni lo que quieres. Mírate, eres ya mayor de edad, y andas jugando por aquí, por allá, como si tuvieras mi edad. Dices que soy una niña, pues bien, yo creo que el único niño aquí, eres tú. Y aparte un niño cabron. Nunca he pensado que fueras un capullo, pero ahora si que lo pienso. Y lo siento, pero he tenido muchos en mi vida, te lo creas o no, como para uno más. A si que, no, no voy a ser tu amiga, prefiero que hagas daño a otras, que seguramente se lo merezcan más. Un consejo más, aunque le ignores, o te le tomes a risa, deberías dejar de ser así, lo único que estás haciendo es matarte, pero, es tu decisión, y, no seré yo quien ahora en adelante, intente que dejes de hacerlo.-concluyo, que me fulmino con la mirada, y dio media vuelta. La observe marcharse, lo había echo varias veces ya, pero, de repente, se dio la vuelta, me volvió a mirar, y hablo.
-Otra cosa más, quiero que sepas, que no soy tu amiga, porque no puedo. Porque me mata, la distancia que hay en este instante entre tu cuerpo y el mío. Porque Te quiero, aun que eso, te de completamente igual.-
Cabizbaja, se marcho sin volver a mirarme, en cambio yo no despegue mis ojos de ella, hasta que la perdí. Cuantas veces había oído eso, que era un cabron, que me estaba destruyendo a mi mismo, y ni me había importado. No había sentido nada. En cambio ahora, por primera vez, me sentía que lo era, que era un cabron, porque había echo daño, a alguien que quería inexplicablemente, pero quería. Porque yo podía intentar engañar a la gente, al mundo entero, pero a mi mismo no. Estaba enamorado de ella, y por eso mismo la tenía que dejar marcharse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario