Y, aveces me lo pregunto ¿por qué?... que cojones he echo mal para haber tenido todo esto... y no lo entiendo, y pienso que a lo mejor lo mejor es no preguntarselo. Y aveces se me viene a la cabeza que he perdido las ganas de seguir con esta partida... y luego un poco más tarde y unas cuantas dosis de chocolate, me acuerdo y me repito: que amí me enseñaron a luchar por todo lo que quiero.
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