A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

martes, abril 12

vente, para siempre

Yo había bebido. Mucho. Una gota de alcohol por cada lágrima y un cigarro por todas aquellas noches sin dormir. Imagínate. No sé que paso. Te vi. Te veía borroso. Pero aún así te vi. Y ya sabes... exploté. Tuve que hacerlo. Me volví loca. Me dí cuenta que lo estoy, por ti. Quizá en el momento no lo pensé. Pero cuando toda aquella gente me decía que preguntaba por ti como una loca sin saber... por que. Ahí es donde me doy cuenta que mi corazón no entiende de leyes, de razones ni de ¡ostias! Los tacones me apretaban los pies y el maquillaje le tenia corrido, estaba en aquel baño chillando tu nombre, con toda aquella gente intentandome tranquilizar. No notaba nada. Lo que yo quería era salir de aquel baño, sí. Salir de aquel baño, para decirte que te quiero, que te quiero mucho. Que me bastaba un vente para seguirte con un para siempre. Que por un beso tuyo mataría. Pero no me dejaban, sabían que al primer paso que diese me derrumbaría al suelo o que a la primera palabra rompería a llorar.

No hay comentarios: