A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

martes, diciembre 13

Siempre he sabido que yo no era una chica fácil, que le daba demasiadas vueltas a las cosas, que todo me importaba mas de lo que debería y que esperar no era lo mío. A día de hoy es lo único totalmente cierto que puedo decir de mí. Siempre he sabido que era un pelín egoísta, por no decir infinitamente, y que esperar algo me dolía a cada segundo que pasaba un poco más. Puedo decir que me encuentro en una situación un tanto complicada. En la que tengo que esperar y eso no me gusta. Las cosas cuando y como yo quiero al poder ser. Y si se trata de esperar que sea lo menos posible. Eso de arriesgar tampoco a sido nunca lo mío. Soy de esa mayoría de cobardes que no arriesga por miedo a aquella Ley de Murphy. Y es que si algo puede salir o estar peor saldrá o lo estará. Pero otras veces lo pienso detenidamente, y es hora de arriesgar lo cierto por lo incierto, de cometer errores y aprender de las caídas. Y justo después de esto a mi cabeza se vienen todas esas caídas, de todos esos daños y no, no. Y eso es lo que me impide arriesgar por lo que quiero. El bache me puede salir mucho mas caro que lo que quiero y mi desgastado corazón no aguantaría más hostias.

No hay comentarios: