A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

martes, mayo 15

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y con sueño y sin poder dormir. Por que si que es cierto aquello de que mi insomnio tenía nombre y apellidos, y también unos ojos verdes, más bonitos que la sensación de miles de mariposas revoloteando alrededor de mi barriga, pero no más que un despertar con su olor, un amanecer a su lado o un despertar con uno de sus besos. Por que si de soñar se trata, no hay cosa que me joda más que no poder soñar con otra cosa que no sea él y su graciosa e irónica forma de mirarme. Y por que si hablamos de hablar, hablar de lo demás está de más. y que no hay peor sentimiento que el que tú me haces sentir, que se clava tan hondo como agujas en la piel, que me mata y me hace resucitar y elevarme al cielo y estar a millones de metros por debajo del suelo. Por que no quiero quererte, o tenerte o nosé... por que quiero ir a dormir tranquila y dejar de pensar(te) y que dejes que está Julieta se arriesgue a morir por su propio veneno, no por el veneno de su Romeo, y que todas estás ganas que tengo de ti y que tendré durante muchos más eneros no duelan tanto, o que por lo menos no hagan heridas tan profundas e incurables o imborrables, como las que está dejando en el libro que tengo por piel...

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