He llegado del infierno. Ya no soy la misma ni si quiera me acuerdo del llorar, o de eso de pasarlo mal. Acabo de llegar de tocar el fondo, del subsuelo, del no levantarse de la cama, las pastillas antidepresivas, el dolor de las palabras. Vengo de beber hasta colapsar mis neuronas, de estar tirada por el suelo, de fumar hasta arderme los pulmones o perder el conocimiento, de los dolores de cabeza, de estomago, de los vómitos y de las noches metida en baños que ni si quiera recuerdo.No quiero saber nada del mundo. Hoy, soy mas egoísta que nunca... y me encanta. Si, claro que me encanta. No me gusta eso de dar mas de lo que recibo, no me gusta ser una puta marioneta en manos del mundo... Todo el daño echo me ha vuelto una hija de puta, el mundo me esta haciendo ser mala. Siempre he oído por ahí, que de los errores se aprende, todo verdad. Yo he cometido muchos y aunque aveces no sepa como reaccionar, una aprende a moverse entre la mierda, una aprende a levantarse de la caída con una puta sonrisa, o a secarse las lágrimas ala vez que caen para que nadie te vea débil. Aprende a desconfiar y no venderse por un par de te quieros o palabritas baratas. Estoy hasta el coño. Hasta el coño de la falsedad de las palabras que no se piensan, de la hipocresía, de la cobardía. De toda aquella gente que no da la cara, de todos aquellos que alguna vez me han vendido o que me han criticado mientras me ponían buena cara. Una aprende a no esperar nada de nadie. Una se hace fuerza a base de putas hostias. Y no solo eso. Disfrutando de las derrotas como si de victorias se tratasen. Tengo experiencia para dar y regalar. Y no es que sea débil, es que soy consecuente, coherente. He dejado de despertarme entre pesadillas, ya no soy la misma, no me busques, no me encontraras, búscame, me acabas de encontrar. Y desde luego tus ojos...no me verán llorar (más).
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