A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.

viernes, febrero 3

loooovelovedealer

La locura en la que se sumía mi vida últimamente... el desorden de libros y de armario, las idas y venidas descontroladas, los cigarros a escondidas y sin esconder. Parecía como si algún lazo de mi cabeza se hubiese soltado para revolverlo todo, toda mi vida. Iba por ahí sin control, haciendo caso omiso a todos esos chillidos, como si el mundo fuese mío con solo un par de patadas y cuatro chillidos. Me gustaba está sensación, pisando fuerte, marcando el paso, con la cabeza bien amueblada pero muy desordenada a la vez. Mi cerebro completamente libre, sin reglas, como si el mundo se hubiese vuelto algo así como dejarse llevar por impulsos sin pensar en consecuencias, sin importar donde, cuando, ni por que. Cómo si todo aquello que me propusiese lo logrará alcanzar con unos 4 minutos en mi habitación, un poco de nicotina de acompañante, y la música bien alta, para no oír todo el ruido de fuera. En realidad, la locura en la que se sumía mi vida últimamente me encantaba... Sé que faltaban muchas cosas para que todo fuera perfecto, pero me sentía bien, creo que no había conseguido ese grado de felicidad en mi vida. La rutina, que ya no era rutina, ya no me aburría. Mi vida había pegado un puto giro de 360 grados, si no son más. Vivía sin prisa, disfrutando cada momento al máximo, tirando como mejor podía, enamorada de la vida, del amor, de él. Pasándolo mejor que nunca. Al parecer esto del desorden me sentaba bien, "viviendo rápido para no pensar"

No hay comentarios: