A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final. A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito.
Aguanta. Aguarda un momento más. Solo días, meses. Con un poco de paciencia. Esperale. Hasta el fin del mundo si hace falta. Porque en el amor, normalmente pierde el que quiere más. Osea se yo.